Introducción | IoT

 El mundo rápidamente se cubre por redes que permiten que los dispositivos digitales se interconecten y transmitan. Conforme las redes digitales sigan creciendo en todo el mundo y conforme los beneficios económicos de la digitalización sigan aumentando, seremos testigos de una transformación digital. La transformación digital es la aplicación de la tecnología digital para proporcionar el entorno adecuado para la innovación de las empresas y la industria.

Los sensores ahora están en todas partes, y recopilan y transmiten cantidades enormes de datos. Los datos generados pueden almacenarse y analizarse en una fecha posterior, o se pueden analizar y utilizar inmediatamente. Puede haber sensores en el hogar, en los semáforos, en los campos agrícolas y en nuestros organismos. Los datos analizados son usados por gobiernos, ciudades, empresas y personas para generar cambios, como el monitoreo del medioambiente, el pronóstico del crecimiento de la población, el control de residuos o la protección de una vivienda.

Las redes componen la base del mundo digitalizado. Existen muchos tipos de redes que se caracterizan por su tamaño geográfico, por la cantidad de dispositivos o redes que conectan y por si admiten dispositivos móviles o no. Las redes también se pueden caracterizar por su función y el propósito.

  • PAN: Bluetooth
  • LAN
  • WAN: Internet, la nube, computación en la niebla
  • Tecnología inalámbrica: Wi-Fi, red celular

Por lo general, un sensor se conecta a un controlador mediante una conexión inalámbrica. Los controladores recopilan los datos de los sensores, y envían los datos para su almacenamiento o análisis. Los controladores pueden tener la capacidad para tomar decisiones inmediatas o pueden funcionar junto con un dispositivo denominado actuador. Los actuadores toman la entrada eléctrica y transforman la entrada en acción física.

En la actualidad, las redes conectan miles de millones de sensores y tienen la capacidad para realizar cambios en entornos físicos sin intervención humana. El futuro de las redes girará en torno a la inteligencia artificial (AI) y las redes basadas en la intención (IBN). Si se programan de manera correcta, los dispositivos inteligentes pueden evaluar los datos que reciben, y modificar los procesos o la configuración. Si se les proporcionan los datos suficientes, pueden “aprender” y modificar sus propios códigos según los nuevos parámetros.



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